Muchos os estaréis preguntando de dónde viene esta fijación por la miel, aunque algunos ya imaginaréis que todo esto viene de caer en una trampa de seducción. Es una analogía sencilla y bastante directa, y es empleada para situaciones en los que una persona (en la mayoría de los casos, una dama de innegable belleza pero cuestionables intenciones) emplea sus armas seductoras para conseguir algo que poco o nada tiene que ver con el romance o sus promesas implícitas.

Sensuales intenciones…

Todos tenemos algo que nos seduce, más allá de nuestra pareja idónea en potencia. En mi caso, soy un apasionado del erotismo en líneas generales, y del erotismo en el videojuego más en particular. Tanto es así que llevo años soñando con escribir sobre el tema, a la vez que he ido consiguiendo una nutrida colección de títulos que representan un fetiche inaccesible en términos de tiempo requerido. Y encima, su número se va volviendo inmanejable, invadiendo el espacio precioso y limitado de un pisito en Tokyo.

Pero volviendo al tema de la escritura, sólo necesité un capítulo de 15 páginas para darme cuenta de que el tema es basto y casi inabarcable si se quiere abordar desde un punto de vista enciclopédico. Y es así que el proyecto quedó congelado… hasta que imaginé un enfoque diferente: si lo peor de embarcarse en una aventura literaria de semejantes características era que el fruto se vería sólo al final del proceso, haciendo de este una auténtica prueba de fuerza de voluntad y disciplina, ¿por qué no abordarlo como un proceso escalonado e irlo compartiendo a modo de blog, redes sociales o incluso un canal de YouTube.

Es así cómo nació en mi cabeza «SexyPixels», un nombre burdo y directo, pero que tomaba una prestada referencia de cierto libro de imágenes sobre publicidad sexy de ordenadores japoneses. Solicité a un amigo que tiene una compañía de hosting (la increíble Stoorlabs) asesoramiento y todo lo necesario para empezar a rodar en WordPress, y a otro amigo que es diseñador gráfico (entre otras muchas movidas) una imagen corporativa. De repente tuve una epifanía sobre el título.

De píxeles sexis a trampas de miel.

Mi mente retrocedió unos meses atrás, cuando estaba visitando a mi cuñada en Osaka. Nos encontrábamos en la mítica estación de Esaka, referencia de los más célebres juegos de King Of Fighters, y esperando al tren, observé un cartel en un edificio cercano que me llamó mucho la atención:

Edificio en frente de la estación de Esaka. El "punto 0" de esta web.
Esperas que llegue un tren y estas flores atrapan tu atención.

Me gusta mucho bromear con estas cosas así que le pregunté a mi cuñada:

«Parece que ahí podría estudiar Japonés… parecen chicas serias las de la clase 3ºB, y 3.000 yenes la hora (con… ¿bebida?) parece razonable…»

«Nooo…» – comentó ella algo ruborizada, «¡no son estudiantes de verdad! son mujeres adultas disfrazadas de estudiantes: debes tener cuidado, es una ‘trampa de miel’, no vas a aprender nada, van a por tu dinero…»

Me hizo mucha gracia la acertada utilización del término «trampa de miel» y es que, prácticamente todo puede ser catalogado como una trampa de miel. Desde las relaciones humanas más básicas hasta cualquier objeto comerciable que el marketing te pueda colar en tu lista de la compra.

Así fue como di un volantazo, detuve motores y solicité una nueva dirección a mis colegas al otro lado del mundo. Uno, por medio de su empresa Stoorlabs, me consiguió mi dominio deseado con un paquete de WordPress instalado, y el otro, diseñador y dibujante, me hizo un logotipo la mar de chulo. Sólo tengo palabras de gratitud para ambos, e invitaciones venideras tan pronto vuelva a mi tierra natal.

Logotipo de la página, con Hani-chan en un jarro de miel.
Hani-chan, proporcionando más inspiración si cabe al proyecto. Excelente aporte de MrSr

Así que todo estaba dispuesto; creé un canal de YouTube dónde hacer experimentos con una capturadora de vídeo de segunda mano, abrí una cuenta de Twitter y comencé a pelearme con el reloj para poder darle sentido y contenido a todo.

¿Y cual es la idea?

Puedo haber decidido cambiar el formato, pero la voluntad sigue siendo la misma. Idealmente me gustaría generar el contenido necesario para publicar algo relacionado con el erotismo en el videojuego, su historia, su evolución, su industria… por ahora me conformo con darle forma al proyecto e intentar divertirme en el proceso. Cazar títulos para mi colección, catalogarlos, jugarlos y preservarlos está entre mis metas. Pero más allá de eso, quiero poder estudiar y transmitir la historia que hay detrás de ellos: los medios tecnológicos, las estrategias de estudios y compañías, sus miembros, la evolución de estilos y mecánicas, y por supuesto, los marcos socioculturales y sus relaciones con el producto, desde el consumidor hasta el absoluto detractor.

Y durante la labor de documentarlo todo, clasificarlo (cuánto «Honey (miel)» y erotismo tiene cada título… asunto que desarrollaré en la próxima entrada) entendiendo que no hace falta que un juego sea explícitamente erótico para que participe de esta atracción a la que se le dota el título.

Y a la pregunta «¿Qué es una ‘trampa de miel’ en toda esta movida?», la respuesta sería:

Hablando de juegos, una «Honey Trap» sería un título que no te da lo que promete. O sea, te tienta y te convence a comprarlo, generándote unas expectativas que luego no se cumplen.

Ero-Master

No todos los juegos que tienen algo de «dulzura» son trampas. Ni todas las trampas tienen por qué ser malos juegos, aunque todos pensemos en desastres, mentiras flagrantes y petardos que sólo se consiguen venderse enseñando carne.

Dicho todo esto, ¡manos al panal!