Recientemente, controversias como el parche [6/26/2023] de SkullGirl o las modificaciones de contenido e historia de Guilty Gear Strive han dividido a la comunidad entre aquellos que apoyan las decisiones tomadas por las compañías y aquellos que se sienten estafados por una medida retroactiva que les habría impedido adquirir el juego de haber conocido esa información.
Vamos a analizar los principales argumentos a favor y en contra, y desde ya adelanto que estoy completamente en contra de cualquier tipo de censura que modifique un contenido original creado en su contexto.
A favor: «El parche ha eliminado simbología nazi, comportamientos racistas y sexualización de menores».
El principal argumento empleado por la prensa de videojuegos intenta demonizar a los fans que ven con malos ojos estos cambios, insinuando que si los consideran incorrectos es porque son afines a ideologías extremistas, racistas y, para colmo, pedófilos. Es una clara falacia del hombre de paja, utilizada de manera maliciosa para argumentar en contra.
¿Hasta qué punto estos enunciados son correctos o tan contundentes como parecen? ¿Esta falta de detalles y argumentación falaz describen fielmente los hechos en sí?
Primero, los nazis.
No es correcto afirmar que hay «simbología nazi» representada en el juego. Los Black Egrets llevan bandas en sus brazos de color rojo, blanco y negro, parodiando esa característica de la vestimenta nazi; sin embargo, ni su historia ni su significado se acercan a los niveles vistos en Wolfenstein, una aventura de Indiana Jones o un juego de disparos en primera persona histórico. Es jugar con una iconografía tabú que no se puede derribar desde fuera, pero que puede ser cuestionada desde dentro si el equipo no es el mismo o si la dirección del contenido audiovisual cambia.
Si no hubieran tenido esa perversa idea desde el principio, no se habría sentido su ausencia. Ahora que no está, el carisma de los Black Egrets ha perdido gran parte de su encanto. Un simple cambio de color en la banda, de rojo a azul, habría sido suficiente.
Lo mismo se aplica a las «sensibilidades raciales».
Podemos decir exactamente lo mismo sobre el presunto comportamiento racista hacia uno de los personajes del elenco. Se trata de un hombre negro que, en su historia, es brutalmente golpeado por un grupo de hombres blancos y alguna criatura (también de piel clara). A primera vista, esto puede parecer un mensaje que evoca situaciones de racismo e injusticia, pero debemos tener en cuenta que se trata de un oficial de policía legal que es atacado por sus compañeros corruptos, una capa más profunda que trasciende características superficiales como el color de piel.
En lugar de censurar una escena que pretende evocar emociones de rechazo y empatía, podrían haber incluido a alguien de color entre aquellos que atacan al luchador… pero espera, eso también transmitiría un mensaje negativo, ¿verdad?
Sexualización… de menores.
Algunas de las protagonistas del juego son menores de edad (con edades entre 11 y 16). En particular, el personaje de 16 años, Filia, es el que sufre la mayor parte de estos cambios. En su introducción, se muestra un claro caso de acoso no deseado (aprovechado para presentar al simbionte que cohabita en su cuerpo, «Samsón») y, debido a que viste una falda, tiende a mostrar más su ropa interior al ejecutar patadas. Aquí, los recortes son más que evidentes, tanto en la modificación del color de la ropa interior, como en los cambios en la falda en el arte. La introducción también ha sufrido cambios en ese aspecto, aquí puedes ver cómo se veía la escena de acoso antes del parche.
Aunque podría entenderse un poco más si se tratara de los personajes Umbrella (de 11 años) o Peacock (13 años), considero que seguimos frente a una obra de ficción, dirigida a un público lo suficientemente maduro como para comprender estos comportamientos y evaluar si son adecuados o inapropiados, y si el «fanservice» se sobrepasa en su inadecuación.
Dicho esto, sigo a favor de la decisión individual.
Es el cliente quien regula el mercado al apoyar o no un videojuego, y no deberían ser los grupos de presión los que decidan, ya que muchas veces no tienen intereses en los videojuegos en sí, sino en si el contenido que presentan se ajusta a sus propias líneas de pensamiento y moral. Me parece una traición doble hacia la base de fans. Por un lado, traiciona su inversión en tiempo y dinero al sumergirse en el canon propuesto por los desarrolladores, adentrándose en su lore y visión. Y por otro lado, es un chantaje y un posible insulto a los fans, insinuando que «si no aceptan esto, es porque son una panda de degenerados indeseables».
Maravillosa jugada.
A favor: «Es un juego de lucha. Debería valorarse por la experiencia como tal y no por el fanservice»
Ningún juego se limita solo a la experiencia jugable que ofrece. Si fuera así, nadie prestaría atención a otras opciones: todo se centraría en qué tan pulido es el juego y cuánta variedad de técnicas ofrece. El ejemplo de Mortal Kombat es bastante preciso en ese sentido: cuando éramos niños, nos burlábamos de los usuarios de Super Nintendo cuya versión sin sangre ni violencia no ofrecía nada que resultara atractivo, y era mejor comprar cualquier otro juego de lucha. Simplemente no era divertido, y si no fuera por la sangre, nunca habría pasado de ser un juego mediocre.
Por otro lado, extendería el ejemplo a la famosa saga de Tecmo Dead or Alive. En términos de jugabilidad, no deja de ser un juego de «Piedra, Papel o Tijeras» disfrazado de juego de lucha. Pero el disfraz es atractivo, está bien realizado y ofrece personajes hermosos y extremadamente sexualizados (incluso se nota un cuidado especial en las físicas de los pechos femeninos). Sin esa sensualidad, ni siquiera el atractivo de jugar con Ryu Hayabusa (de la saga Ninja Gaiden) podría soportar el peso de un título que habría terminado en la pila de juegos junto a Ez Ergeiz de Square. Simplemente, su jugabilidad no puede competir con sagas como Virtua Fighter, Tekken o Street Fighter, por mencionar algunas.
Una vez tuve un debate con una amiga japonesa. Yo defendía que «la verdadera persona» se descubre con el efecto del alcohol, que le permite actuar desde el corazón, ya que su autocontrol está adormecido. Ella estaba en total desacuerdo, diciendo: «Ese autocontrol forma parte de la persona, y sin él, está incompleta», lo que me dejó pensativo… Este ejemplo me viene a la mente porque un juego es todo lo que ofrece, no solo lo que queda cuando modificas personajes con más ropa o eliminas referencias que pueden tocar sensibilidades. «El verdadero juego» nunca será una parte separada del mismo.
A Favor: «¿Por qué no simplemente ves pornografía? Es gratis.»
Creo que reducir el «fanservice» al deseo de ver pornografía es una perspectiva exageradamente simplista y demuestra en gran medida una falta de sensibilidad y comprensión por parte de estas personas. El fanservice es sugerente y generalmente no cruza ciertas líneas que se adentran en contenido sexual explícito, complementando la imagen del producto. Y los fans tampoco quieren que se crucen esas líneas. Un toque de sal puede mejorar una receta, pero la solución para que las personas que no consumen sal prueben tu producto no es quitar la sal y decirte que «si notas el sabor insípido, te metas un salero en la boca, ya que ya tienes uno en casa y es extremadamente barato».
Cambiar una receta es arriesgado y puede resultar en la pérdida de clientes. Cambiarla sin tener en cuenta las preferencias de esos clientes es imperdonable.
En contra: «La principal estrategia de marketing del juego siempre ha remarcado su sensualidad»
Este ha sido un argumento que he encontrado en algunos vídeos: no solo el juego tenía un toque de sensualidad, sino que en su forma de promocionarse ante el público, enfatizaba esa audaz insolencia. El fanservice del juego era una de sus características principales, su propuesta de valor y su oferta. Por eso, el paso de la confusión a la indignación: «Ahora resulta que era publicidad engañosa».
Modificar o eliminar esos detalles atrevidos y, para evitar ofender sensibilidades, elimina gran parte de su naturaleza «edgy» y muestra que el nuevo equipo de desarrollo no termina de entender que están alterando el núcleo de lo que el producto significa para los fans. Sí, es un juego de lucha, y uno muy bueno, pero también es un título sensual y con una personalidad distintiva.
Sabemos que todo esto se ha hecho para congraciarse con el EVO, pero ¿a qué costo? Una base de fans frustrada siempre buscará alternativas. Ahora es personal, y si además los descalificas e intentas avergonzarlos, solo los enfadarás más.
En contra: «He pagado por un producto y de repente, lo han cambiado.»
Imaginemos que compramos una prenda que resalta nuestra figura de forma sugerente. Un buen día, la compañía textil a la que compramos esa prenda cambia de manos y la nueva dirección desea crear una nueva línea en la que no se la asocie con «prendas indecentes». Entonces, un empleado aparece en nuestra casa para arreglar lo que hemos comprado… ¡y gratis! Creo que nadie permitiría semejante acción, pero si nos adentramos en el mundo digital, interconectado y sincronizado, no hay puerta que impida el acceso a nuestra compra.
Todo el contenido digital con DRM o asociado a una plataforma es actualizable, modificable y depende del entorno que lo respalda. Nadie se queja cuando hay una actualización que corrige un error o agrega nuevo contenido. Pero ocurre lo contrario cuando se trata de censura, la eliminación de opciones de juego o la supresión de contenido. A nadie le agrada que modifiquen algo por lo que ha pagado y que le gustaba tal como era. El caso del artbook roza lo obsceno: sería totalmente impensable si la adquisición fuera un libro físico de ilustraciones. Pero gracias a la magia de internet, en cuestión de segundos, «la banana que compramos ayer se ha convertido en un limón».
Estamos frente a un claro ejemplo de «la cosa que todos querían», pero en forma de caballo de Troya: el público ya ha pagado por ello, la decisión llega tarde, es retroactiva y no deja opción de retractarse. Es una traición al jugador, ya sea que le guste el cambio o no.
Conclusión: «No es tanta censura, pero me enfada igualmente.»
Si resumimos estos argumentos, los censores y quienes los apoyan (aunque no les interese el juego) han hecho lo que se debería haber hecho desde casi el comienzo, y quienes se quejan son potenciales degenerados. Por otro lado, la comunidad en pie de guerra ha puesto el grito en el cielo porque amaban el producto, habían pagado por él y sienten que los cambios les han quitado lo que los atrajo en primer lugar.
Para poder comprender mejor estos cambios, voy a dejar un par de vídeos del usuario Lalito TV comparando la versión anterior al parche y la posterior al parche. ¿Son tan graves e imperdonables? ¿Son para tanto, considerando que el juego ya había sufrido censura y un progresivo refinamiento de la idea original? Juzgadlo por vosotros mismos.
Personalmente, creo que la noticia y todo lo que ha provocado es más impactante que los cambios en sí, pero esto no minimiza la gravedad de censurar un contenido que ya había sido adquirido por los seguidores del juego, y dejará una marca que solo un nuevo y creciente grupo de fans podría hacer cicatrizar. Para bien o para mal, sentará un precedente y enviará un mensaje importante a aquellos que deseen adaptar sus productos a nuevas sensibilidades.
Solo puedo decir que todo esto se habría evitado si se hubiera empleado una opción por defecto para reducir lo sugerente y lo potencialmente controvertido del título. Ofrecer la opción por defecto de un contenido más adecuado para nuevas audiencias o en línea con las sensibilidades globales, pero incluir la opción de desbloquear el juego original (incluso mediante un código secreto, como la sangre en Mortal Kombat) habría sido una decisión perfecta. Sería agregar más contenido al juego, cumplir con las regulaciones externas y no enfadar al fandom que ha apoyado el producto durante más de 10 años.
Bonus: Recientemente, la YouTuber Una Alienada ha subido un video hablando del tema y compartiéndolo con su enorme comunidad anti-woke. Lo incluyo aquí como un resumen conciso de muchos de los puntos abordados en este artículo.
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